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  • Goro Kakei
CDMX, México
21 sep 2023 - 16 dic 2023
Goro Kakei (Vista general)

Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

Goro Kakei (Vista general)

Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

Goro Kakei (Vista general)

Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

Goro Kakei (Vista general)

Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

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Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

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Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

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Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

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Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

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Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

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Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

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Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

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Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

Goro Kakei (Vista general)

Travesía Cuatro, CDMX, 21.09 – 16.12.23

Travesía Cuatro tiene el placer de presentar una exposición de la obra de Goro Kakei, la primera individual del artista japonés en México desde que expusiera en el Museo de Arte de la Universidad de Veracruz en 1969, donde enseñó durante 2 años.

Goro Kakei nació en 1930 en la ciudad de Shizuoka, en la costa de Japón y falleció en 2021 en Tokio.

Kakei es conocido por ser un escultor prolífico, que produjo desde los años 50 esculturas, óleos, dibujos, grabados y litografías utilizando una amplia gama de medios y técnicas. En esta exposición individual se exhibirán esculturas realizadas entre los años 1990 y 2000, seleccionadas entre la vasta producción artística de Kakei.

En 1949, durante la caótica época de posguerra, Kakei se trasladó de Shizuoka a Tokio, donde conoció la escultura de Yoshi Kinouchi. Más tarde recordaría que “fue el principio de mi vida”, y este encuentro marcó el inicio de su carrera escultórica. Al año siguiente, Kakei se matriculó en el Departamento de Escultura de la Universidad de las Artes de Tokio, donde empezó a dedicarse seriamente a la escultura. No contento con las técnicas académicas, empezó a explorar su propia expresión de la figura humana, introduciendo atrevidas deformaciones mediante la aplicación directa de yeso.

En 1957 presentó “La Anunciación” a la 21ª Exposición de la Sociedad de Arte Shinseisaku y recibió el Premio al Artista Revelación, y posteriormente produjo muchas obras basadas en su fe cristiana, como “La Virgen María” (1958), “Job” (1961) y “Apóstol” (1962). Para Kakei, que se bautizó a los 18 años, crear arte derivado de la Biblia no era sólo un medio de interpretar el texto sagrado, sino también una práctica para llevar a cabo sus propias especulaciones sobre la naturaleza de la existencia humana.

En la década de 1960, al llegar la diversificación de los materiales y modos de expresión sin obstáculos de artistas de generaciones más jóvenes, Kakei no siguió la evolución del arte contemporáneo, sino que continuó con su propio estilo figurativo centrándose en el motivo clásico de la figura humana.

Con motivo de su participación en la 8ª Bienal de São Paulo en 1965, Kakei viajó a Estados Unidos, Trinidad y Tobago, Brasil y México. Se sintió especialmente atraído por la escultura mexicana, y entre 1968 y 1970 se trasladó a México para enseñar en la Universidad de Veracruz, cuyo museo de arte le dedicó su primera exposición individual en 1969. 

Tras su paso por México, Kakei simplificó formalmente la representación de la figura humana debido a cambios en su percepción de la representación del cuerpo, y la atmósfera primitivista de sus primeras obras se desvaneció mientras se alejaba gradualmente de los motivos cristianos. Es evidente que la sensibilidad escultórica de Kakei cambió como resultado de su exposición a la cultura mexicana y a la escultura en madera. 

A partir de la década de 1970 continuó realizando numerosas esculturas al aire libre que enfatizaban los volúmenes del cuerpo, pero en 1984 y 1985 produjo la serie “Human Issues”, que se caracteriza por cuerpos alargados y bien equilibrados, con extremidades muy estiradas y una reducción de las masas en relación a sus obras anteriores.

Tras la muerte de su querida madre Chau, a la que representó en numerosas ocasiones, y su larga lucha contra una grave enfermedad, el arte de Kakei a partir de la década de 1990 se enriqueció, con mayor sentido del humor y humanidad. Incluso en los últimos años de sus 70 años de carrera, nunca dejó de crear obras originales que desafiaban los conceptos convencionales del arte.