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CDMX, México
Escultura de viaje | Mateo López & Bruno Munari
4 feb 2020 - 30 may 2020
Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Vista de la instalación.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Vista de la instalación.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Vista de la instalación.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Vista de la instalación.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Vista de la instalación.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Vista de la instalación.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Vista de la instalación.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Bold (Dice), 2019. 22 x 22 x 22 cm.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Theoretical Reconstructions of Imaginary Objects II, 2019. 46 x 61 cm.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Ratonera, 2019. 50 x 50 x 4 cm.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Construcción espacial no. 27 (Sketches for monument), 2019. 34.8 x 38.6 x 34.7 cm.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Truth (level), 2019. 50.9 x 50.9 x 2 cm.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Caja de Pinturas, 2019. 72.5 x 62.3 x 10 cm.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

«I live my life in widening circles that reach out across the world.» R.M. Rilke (Galaxia), 2019. 35.2 x 35.2 cm.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Título en suspensión (Reloj), 2019. 36 x 128.3 x 7 cm.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Ameba, 2019. 41.3 x 81.3 x 3.3 cm.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Diario, 2019. 28 x 21.8 x 2.7 cm.

Mateo López & Bruno Munari. Escultura de viaje. 04 Feb 2020 – 11 Apr 2020.

Time as an activity, 2019. Dimensiones variables.

El artista debe deshacerse de los últimos andrajos del romanticismo y convertirse enun hombre entre los hombres, al corriente de las técnicas, materiales y métodos de trabajo actuales.

– Bruno Munari

El arte como oficio, 1966

En 1959, Bruno Munari produjo su primera escultura de viaje en cartón, e inmediatamente afirmó que su lugar estaba «en una maleta», junto con la «navaja de afeitar y la ropa interior». Este objeto, esencial, ligero, seriado, engloba los elementos que han permanecido en el centro de su práctica desde entonces. Es un juego, porque despierta curiosidad y es divertido; es cinético, ya que pasa de papel doblado a objeto tridimensional con un movimiento que explora la cuarta y quinta dimensión; es un ejemplo de producción industrial aplicada al arte para hacerlo útil y concreto.

Munari buscó sin cesar ir más allá de la rígida compartimentación del arte y el diseño, el arte y la vida, hacia un equilibrio alcanzado «cuando los objetos que usamos todos los días y el entorno en el que vivimos se convierten ellos mismos en obras de arte». Sus piezas funcionan como ejercicios lúdicos para entrenar la mente sin abusar de ella. Son una forma no intimidante de hacer arte que requiere intervención humana y, por lo tanto, se abre a nuevas posibilidades.

En la exposición Escultura de viaje, el artista colombiano Mateo López propone un acercamiento muy personal a las piezas de Munari, que reflejan 30 años de su producción creativa.

Al entrar en el nivel inferior de la galería, nos encontramos con una escultura modular de aluminio – Laberinto Concreto– cuya forma y tamaño son susceptibles de transformarse en el espacio a lo largo del tiempo. Las esculturas de López nacen del dibujo sobre papel, antes de llegar a su forma tridimensional. Sus esculturas son modulares, tienen una proporción a escala con el cuerpo humano, son modestas y anti-monumentales, y existen como arquitectura efímera.

En el primer y segundo piso de la galería encontramos las maquetas experimentales de Munari – Struttura Continua, Flexiy su Macchina Inutile– conversando con las obras de Mateo López – Ratonera, Bold (Dice)o Truth (level). Al igual que las esculturas de viaje, las obras de López son plegables, transportables y ligeras para su manejo. Transmiten tanto la fascinación de Munari como el de López por los juegos infantiles, el humor y el ingenio.

Mateo López a menudo incorpora en sus piezas una pedagogía kinestésica similar a la que profesaba Munari. En Time as activity, una instalación de tres canales que combina video, animación y stop-motion, recrea el ambiente de trabajo en el estudio. Lo que vemos son momentos de desarticulación y fragmentación, a los que añade sonidos de su taller intervenidos a la manera de música concreta, que recuerdan la latencia del trabajo mecánico.

Munari estaba profundamente interesado en el tema de la producción industrial y en incidir en la realidad cotidiana. Esto era palpable principalmente en sus máquinas, que fueron primero «aéreas», luego «inútiles». Se basaban en la idea de que la democratización de las herramientas es mucho más importante que la adulación de la autoría. Sus máquinas «son inútiles porque no hacen nada, no eliminan la mano de obra, no ahorran tiempo y dinero, y no producen mercancías. No son más que objetos móviles […] para observar la manera en que uno observa un grupo de nubes a la deriva después de pasar siete horas dentro de una fábrica llena de máquinas útiles”.

De esta manera, sus Múltiplesson objetos de dos o más dimensiones diseñados para ser producidos con un número limitado o ilimitado, con el objetivo de comunicar visualmente nueva información estética a un público vasto e indiferenciado.

Las composiciones de Munari Negativi Positivi, dispersas sobre las paredes de la galería, son obras de arte concreto. Cada una de las partes que las conforman es autónoma, no hay ninguna parte que sirva de fondo a las otras, sus posiciones son intercambiables, y juntas completan la imagen. Su esencia radica en el hecho de que la forma y el color no se utilizan para representar algo, sino para expresar por si mismos lo máximo posible.

Cuando llegamos al último piso de la exposición, nos recibe el Autoritrattode Munari creado con tecnología Xerox. Cuando comenzó a usarla en 1963, Munari reconoció de inmediato el potencial de esta máquina como una herramienta de creación de arte ampliamente accesible. Lo que él llamaba «copias» o «múltiples» en realidad no eran copias en absoluto: eran originales, registros únicos de una acción particular en un momento particular. Son el resultado de una herramienta diseñada para la reproducción mecánica, reutilizada como medio de producción. Esto pone de relieve el objetivo de Munari, que nunca fue romper los códigos, sino explorar sus límites. Su autorretrato es un claro ejemplo de su constante experimentación con nuevas tecnologías y materiales, combinada con su fascinación por la ironía y el azar.

Frente a la serie de dibujos de Munari con los que investigó la morfología del rostro humano – Viso Antenati 2, 5y 6– se encuentran las Reconstrucciones teóricas de objetos imaginariosde López, llamados así en homenaje a los collages que realizaba Munari con el mismo proceso. Forman parte de un gesto performativo que ha incorporado recientemente en su investigación plástica, en la que López recicla y edita materiales e ideas entre un proyecto y otro.

Paralelamente a la exposición, Mateo López ha colaborado con la plataforma mexicana de arte público Ruta del Castor y presenta la escultura Pabellónen la Glorieta Insurgentes durante la semana de apertura. Con ella hace referencia a la obra histórica de Munari Abitacolode 1971, que proponía una unidad de descanso, y podía ser además un escritorio, una librería, una mesa, una fuente de iluminación, un espacio de juego, recreo y fantasía.

En definitiva, el nexo común que define las formas y elementos utilizados por Mateo López y Bruno Munari es que no existe un principio y un final, sino que coexisten de manera fluida lejos de categorizaciones absolutas. Esto quiere decir que cada pieza está en constante creación dependiendo de la interacción con cada individuo. Por tanto, la obra se mantiene en un vaivén de posibilidades.

Sus prácticas están cargadas de imaginación, que estudian, desarrollan y contemplan como un instrumento que puede desencadenar un cambio en nuestro comportamiento y pensamiento como seres humanos.